Sant Jordi ¿“ocio o cultura”?

Para aquellas personas que no sois residentes en Cataluña, o España, o de fuera de este país, la diada de Sant Jordi es una fiesta popular que se celebra ya hace muchos años en Cataluña, donde la gente se regala entre ellos/ as un libro, y los hombres regalan a su amada una rosa. E aquí la leyenda.

Cuenta la leyenda, que un reino donde los dragones eran habituales por esas tierras, havia uno en concreto que siempre atacaba a la población y los guardias reales no podían hacer nada.

El dragón tomó posesión del castillo y de sus tierras, tomando como rehén, a la hija del rey, la bella princesa. Un buen día, un caballero opuesto y bien adiestrado, llamado Jordi, se adentró en las proximidades del castillo oscuro en busca de su objetivo, el dragón, cuando al fin lo encontró, tuvieron una pelea encarnizada, pero cuando todo estaba perdido, nuestro valiente protagonista le clavó su larga espada en el vientre del dragón.

Se dice, que de la sangre que desprendía el dragón y de lo verde que era, de esa unión salió la rosa roja, y el valiente joven se la regaló a su amada, la princesa, rescatándola así pues del malvado dragón.

Como todos sabemos la historia es una leyenda.

Una vez situado a los lectores, ya puedo explicar el motivo del título de este artículo (es propio.) Como todo cuento, que afecta positivamente a una ciudad, hay una fiesta, y esa fiesta se convierte en una tradición que perdura para toda la eternidad.

Pero principalmente me quiero centrar en esta, ya que la tengo más próxima y la he vivido toda mi vida, ya que en los años se ha ido convirtiendo en una fiesta de consumismo, lo que tendría que ser una fiesta tradicional para todos, actualmente son compras, y compras, y más compras. Los centros comerciales aprovechan cualquier oportunidad de publicidad o marketing, para que la gente compré y se gaste el dinero en tonterías, y se olvidé de lo que verdaderamente significa o significaba, la leyenda de Sant Jordi.

Supongo que tan solo la recuerdan los niños más pequeños, para que la historia no quedé en el olvido, y sea una historia más en el montón.

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