Diosa de Papel (VIII Confianza traicionada)

12.

Diosa de Papel (VIII Confianza traicionada).
Diosa de Papel (VIII Confianza traicionada).

 

 

     La sonrisa de Kenny resaltaba sus rojos labios, su vestido en color rojo y en su mano una rosa blanca en botón, los destellos luminosos parecían guiarla en una danza de poses y sonrisas estudiadas, el set iluminado era como un aura envolvente convirtiéndola por unos instantes en deidad, mientras su imagen era capturada en unos negativos oscuros que engranaban dentro de una maquina fotográfica. Dentro del mismo estudio, en el otro extremo del salón, Anabel Guzmán y Nora conversaban. Anabel con apenas 28 años, delgada y de cabellera rubia, poseía un par de ojos azules que encantaban a los caballeros, no solo en la belleza de Anabel se limitaba su talento de modelo, ella era dueña de una personalidad única, sobresalía de las demás gracias a su porte y sencillez, gozaba de un carisma que hacia amistades con facilidad.

     —La primera vez que mis fotografías salen al extranjero, y mírame, estoy hecha un nudo de nervios. —sonríe Nora.

     —Tú no te limites, si la agencia te ha escogido es porque confía en ti. Ahora que vayamos de promoción a Francia, desenvuélvete como la que más. Sonríe, las oportunidades hay que tomarlas con felicidad y decisión.

     —¿Así fue tú primera vez?

     —No. —sonríe Anabel— Fue un poco peor.

     Los destellos luminosos terminan, la escultura de Kenny llega hasta ellas saludando. Una voz varonil llama a sesión fotográfica a Anabel, dejando a las otras dos modelos en la conversación.

     —Deseo disculparme contigo, Kenny. Debes comprenderme, era mi obligación llevar esa blusa manchada de sangre, para que la policía la revisara.

     —Claro. Debe ser peligroso compartir el departamento con una asesina.

     —Me estás haciendo sentir peor. —reprocha Nora— Amiga, estoy arrepentida de lo que hice.

     —Lo que me lastima es que desconfíes de mí. ¿Qué clase de persona crees que soy? Me haces sentir tan sola en estos duros momentos que estoy atravesando con la muerte de mi madre.

     —Perdóname por favor. —abraza a su amiga. —Lo último que quise fue ofenderte.

     Los destellos producidos a cada disparo de la cámara inundan el lugar, Anabel posaba como una diosa, no cabía duda que sabia hacer su trabajo mejor que nadie, por eso gozaba de esa posición de privilegios en la agencia, los directivos sabían que en ella contaban con una mina de oro.

     Los pasos de Sergio Blasco llegan hasta aquella escena de las amigas abrazándose, interrumpe carraspeando con fuerza para ser escuchado.

     —Hola, preciosas.

     Ninguna de las dos responde al saludo, como tratando de eludir la presencia de aquel hombre, adonis que ya había roto el corazón de más de una modelo en la agencia, a algunas les había desecho la carrera, simplemente porque no es conveniente compartir enamoramientos cuando el hombre solo busca aventuras.

     —Ven conmigo Kenny.  —sentencia Sergio— Te invito un café. Tengo cosas muy importantes que charlar contigo.

     Kenny dirige una mirada a su amiga, que aquella entiende como una disculpa por retirarse al lado de aquel hombre. Así mismo observa que Anabel en sus poses, no se da cuenta de la escena, sintiendo alivio y seguridad de aquel encuentro.

Continuara…

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