Textos para el Alma: La culpa de los inocentes

Entre las crueles y maravillosas historias que el viajero Ibn Battuta refirió sobre el sultán de Delhi hay una que los cronistas de la actualidad (y algunos veteranos también) podrían reconocer como propia.

Los acontecimientos a los que alude Battuta sucedieron hacia el año 1340, cuando la región central de la India estaba dominada por conquistadores musulmanes que estipulaban la emigración árabe para hacer frente a una población hostil.

En ese entonces Battuta tenía 37 años. Provenía de Tánger y, si bien era analfabeto, su don de palabra gozaba de tanta fama como su absoluta honestidad de narrador.

Una cruel mañana de abril, Battuta vio cómo el sultán en masa a los habitantes de Delhi por haber arrojado en su jardín esquelas insultantes. Battuta siguió la peregrinación de los exiliados durante cuarenta hornadas hasta que los más rezagados se instalaron en la aldea de Dawlat Abad. Después, a comienzos de un verano terrible, regresó a Delhi para observar los oscuros y siniestros acontecimientos que a continuación reproduzco.

A su regreso, Battuta advirtió que el Sultán también había expulsado a todas las mujeres de su harén (excepto a su favorita) hacia un desierto de cenizas y árboles de espina, donde quedaron a merced de las hienas. Además, Batutta se dio cuenta de dos cosas más acerca del sultán: que se dedicó a engordar y aun sentía temor por Dios y practicaba escrupulosamente las abluciones y oraciones ordenadas por el Profeta.

Por otro lado, Batutta observó como miles de árabes recién llegados ocupaban las casas que los antiguos pobladores de Delhi habían debido que abandonar.

(Continuará).

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