Poe y su luto

En el mes de enero, más precisamente el día 19 se cumplió 200 años del nacimiento de Edgar Allan Poe (que murió en el año 1849). Este escritor se hizo famoso a través de sus cuentos de terror y por la invención del género policial, el en transcurso de la obra de Poe aparece repetidamente la idea de las mujeres muertas. Quizás porque a él le toco sufrir la perdida de su mujer. Poe se casó con su prima, Virginia Clemn cuando ella era una joven de 13 años de edad, la muchaza murió de tuberculosis cuando tenía 25.

La idea de la mujer muerta aparee recurrentemente en varios poemas, por ejemplo “Annabelle Lee” y “El cuervo”, Poe escribe un ensayo llamado Filosofía de la composición, en donde estudia la construcción de “El cuervo”, como una tarea cerebral, luego de describir que el tono melancólico es ideal para su poema declara:

“De todos los asuntos melancólicos, ¿Cuál es el más melancólico, según la inteligencia universal? La muerte, respuesta inevitable. ¿Y cuándo, me dije, este asunto, el más melancólico de todos, es más poético? Cuando se une íntimamente a la Belleza. Así pues, la muerte de una hermosa mujer es indudablemente el motivo más poético del mundo”

En los poemas de Poe la mujer muerta es tomada como una señal de lo más sublime, en sus relatos, es señal de horror. Hay muchas mueres que quieren regresar: la hermana de Roderick Usher, enterrada en vida, (La caída de la casa Usher), Morella, Eleonora, Ligeia.

“Sin Ligeia, ya no era más que un niño andando en la noche”

Poe luego de un tiempo de soledad vuelve a contraer matrimonio, esta vez con Rowena, que también muere.

Para el mundo de Poe la muerte no es una perdida sino una rara ganancia.

“¿Era realmente la viva Rowena lo que tenia delante de mí? ¿Aquello podía ser realmente Rowena, lady Rowena Trevanion de Tremaine, la de rubia cabellera y ojos azules?
¿Por qué dudaba?
La tela blanca oprimía la boca. ¿Por qué no había de ser la boca respirante de lady Rowena? (…)
De un salto caí a sus pies. Ella se retiro a mi contacto y desenvolvió la cabeza del terrible sudario. Entonces desbordo en el aire pesado de la cámara mortuoria una masa enorme de largos y desordenados cabellos.
Eran más negros que las alas de la medianoche, la hora que tienen plumaje de cuervo.
Y en el rostro que tenia enfrente a mí se abrieron muy lentamente los ojos.
-¡Oh! ¡Al in! –exclame- ¿Cómo pude engañarme? He aquí los ojos adorablemente rasgados, los ojos negros, los ojos extraños de mi amor perdido, los ojos de lady Ligeia.”

Este artículo tiene fragmentos de “Ligeia” de Edgar Allan Poe.

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