La memoria del general: Final.

(En mi caso ha sido el amor)

Un coche se detuvo frente a la cabaña. Era Bernardo que volvía de la universidad. Bernardo era un hombre hallado en el umbral entre la juventud y la madurez. Hacía poco tiempo que trabajaba como profesor de historia en la universidad y había publicado un libro. Apoyando su cojera sobre un bastón caminó hasta el general blandiendo la sonrisa de gratitud que siempre esbozaba su rostro al encontrarse cerca de él.
– Hola viejo ¿cómo llevas tus escritos?
El coronel no dijo nada, hacía tiempo que no hablaba con nadie y el chico lo sabía. Entró en la casa para coger un puñado de libros que guardó con sumo cuidado en la maleta y volvió a salir al porche. Besó al general en la frente, después subió en el coche y se marchó por donde había venido dejando una estela de polvo tras él. El general siguió con la mirada aquella estela de polvo que poco a poco se iba diluyendo en el ambiente.
Nunca antes había tenido el valor de contarle al muchacho que fue él quien mató a su padre. Tampoco se había atrevido a decirle que momentos antes de morir, Bernardo Casas le rogó que cuidara de su hijo y de su cabaña de madera en el valle. Al principio el General se mostró reacio a llevar a cabo aquella petición, pero finalmente lo hizo y cuidó del muchacho desde que tenía cinco años. Ahora que el tiempo ha pasado y que el chico ya tiene la edad suficiente para asimilar las cosas, el General sigue sin querer desnudar su pasado ante él. Prefiere que todo siga igual, pues los dos son felices, aunque él tenga que vivir en una mentira. Decidió escribir un último párrafo.

 
Después de cada batalla, de cada victoria o derrota, sólo nos queda la reflexión de un momento. Pensamos en las vidas que hemos quitado y en las que hemos perdonado. Sentimos una fina llovizna en nuestro interior y el eterno olor a sangre filtrándose en la arena. Entonces miramos a nuestro alrededor y al observar que todavía está nuestra vida intacta sentimos una euforia frenética que nos embarga. Pero es en ese instante cuando nos volvemos hipócritas, pues pensar que estamos vivos nos ciega ante la posibilidad de que nuestra muerte también nos acecha, también viene de camino. ¿Es acaso eso la eternidad? No, la eternidad es algo que escapa a nuestro control.

 

Soltó la pluma como el que se deshace de un lastre. El hecho de recordar toda una vida era un trabajo que le agotaba. Volvió a acercarse a la ventana y en ese momento dio comienzo la lluvia. El paisaje quedó enlatado en un velo acuoso. Todo era olor a tierra mojada. Haciendo un esfuerzo se incorporó apoyando sus manos en el alfeizar de la ventana. Con el rostro empapado vio como se arrugaban sus manos. Con la vida resbalando sobre sus mejillas sintió a toda una eternidad abriéndose paso ante sus ojos. Pufy se cagó en la alfombra y por un momento, el General, volvió a ser un joven cargado de vida.

Fin.

Antonio Pérez Abril.

F

2 comentarios en «La memoria del general: Final.»

  1. ¡Hola!
    Muchas gracias por tu comentario, me alegra mucho de que te haya gustado el relato. En principio es un relato completo, pero he empezado a desarrollarlo y dentro de poco quiero transformarlo en una novela corta.

    Agradezco tu interés, un abrazo.

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