Brujas Infiltradas (56 Tú eres el objetivo)

Exhale profundamente y caí en la cuenta que la ventana había estado abierta antes de que yo despertara de mi letargo, así que con un poco de terror al imaginar lo que pudo haber pasado la cerré asegurándola por el interior. Miré a mi hermana, seguía en la misma posición, nada fuera de lo normal. El reloj de pared marcaba las 12:55 de la noche. Salí a toda prisa de mi casa y corrí como loco por las calles de la ciudad, tenía que llegar a la iglesia antes de que sucediera la tragedia.  Las calles estaban solitarias, la luna resplandecía a pesar de algunas nubes grises que se encontraban en lo alto. Algunas inquietantes aves nocturnas sobrevolaban al paso de mi carrera, soltaban chillidos espantosos. Sentí que me acechaban.

 

7

 

     El pueblo entero amaneció inquieto, personas corrían por las banquetas y las plazas, buscaban refugiarse en sus hogares, nadie quería estar expuesto al exterior, ningún automóvil circulaba, los comercios cerraron, la ciudad perdía su vida. La noticia de la muerte del párroco Barrientos circuló de inmediato con todos sus pormenores, los habitantes sabían lo que eso presagiaba, los hechos y las desgracias volvían para aquel lugar.

     Una carroza forense se llevo el cuerpo del párroco. En la iglesia quedé junto al padre Bartolomé quien buscaba impaciente entre los libros viejos de la biblioteca eclesiástica.

   —Solo vine a pedirle que acuda a mi casa para que la bendiga. —Solicité.

   —Vayamos —dice el sacerdote dejando los libros—. Creo que tú eres el objetivo que buscan.

Continuará…

Autor: Martín Guevara Treviño

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