Brujas Infiltradas (49 médico nocturno)

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     De nueva cuenta amanecí empapado en sudor. Esa mañana me alisté después de darme un baño en la ducha y bajé las escaleras hacia la sala. Por la ventana el día pintaba gris, las nubes opacaban el ambiente y se dejó sentir una brisa fresca que se coló por las hendiduras. Me sorprendió encontrar al Doctor Noriega a esa hora sentado en el sofá, su característico cabello blanco pintado por el paso del tiempo y su traje negro con estilo ya pasado de moda. Se puso en píe y pude observar que los años no habían mermado en su vigorosidad, era un hombre que su presencia imponía por su estatura. Nos saludamos brevemente y tomamos asiento.

    —Lamento importunarte a esta hora, Marco. Pero me urge hablar contigo sobre la plática que sostuvimos ayer. Claro que quiero aprovechar la visita para observar la salud de tu hermana Carolina.

     La voz del doctor sonó algo alterada, había muestra que lo ahogaba, como si lo que le interesaba hablar conmigo se tratase de una carga, de un peso que le urgía soltar porque ya no lo soportaba. 

   —Pues subamos a la habitación de mi hermana, mientras tanto usted me cuenta lo que quiere decirme.

   —No, Marco. Se trata de algo muy delicado. Vamos primero con Carolina. Porque lo que te tengo que contar, nos llevará algo de tiempo.

   —Como usted guste, doctor.

     Subimos a la habitación de Carolina, ella seguía inmóvil, pálida, solo su respiración lenta la mantenía con vida, sumida en un sueño profundo lejos de la realidad y de la vida.

Continuará…

Autor: Martín Guevara Treviño

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