Textos para el Alma: Ghetto de un hombre solo (parte IV)

Marek fue arrestado. Sin embargo, lo liberaron una semana más tarde. ¿La razón? Lo estaban reservándolo para el espectáculo con el que Jaruzelski trataba de convencer al mundo de que se había convertido al credo democrático.

Unico sobreviviente de los feroces combates en las cloacas de la capital, resumía por sí solo, la memoria de los 400 mil muertos. Marek representaría a cada uno de los muertos.  Pero Marek dijo que no.

“Fui uno de los que en 1943 se batió no sólo la vida sino ante todo por la dignidad y la libertad. Celebrar este aniversario bajo un régimen de opresión social que falsifica todas las palabras y los gestos, sería una traición a nuestras luchas, un acto de cínico desprecio a nuestros muertos», fueron las palabras de Marek en un comunicado. «No lo haré. No seré cómplice”.

… y no lo fue.

A las puertas del consultorio de Marek Edelman hay una reja que se abre a las letrinas municipales de Lodz. A veces, al caer la noche, Marek solía probar fuerzas tratando de levantarla.

Debajo de la reja, ardían las tinieblas de la ciudad, los residuos, el pasado.

No sé que ha sido de Marek ahora, cuando Jaruzelski ya no está y Solidaridad ha fracasado. Sólo sé que su sombra sigue en el mismo sitio, preparándose para el momento en que regresen las furias del poder totalitario, y otros hombres indomables como él desciendan otra vez a las entrañas de sus ghettos solitarios, para mantener a salvo la dignidad de la especie. 

 

Tomás Eloy Martinez. 

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