Pueblo chico… (Ustedes saben cómo termina el refrán)

– ¿Segura? ¿Quién te contó? ¡Ah… Si! Ese muchacho siempre sabe todo, en vez de una despensa, parece el periódico del pueblo, ese local que tiene es un rejunte de chusmas. ¡Claro, es verdad!, ¿Cómo iba a ser de otra forma? Bueno, te corto porque tengo un montón de cosas y no tengo mucho tiempo, mucho menos para estos chusmeríos de barrio.

– ¡Hola Papá! ¿Sabés quién se mató?… ¿Cómo supiste, te lo dijeron?

– No Clari, lo supuse, pues era de esperarse, ¿Cómo iba a ser de otra forma el final de Simón? Si lo único que hacía era emborracharse con los amigos y apostar hasta lo último que tenía. Según me contaron tenía deudas por todos lados, que ya le habían prendido fuego el auto por venganza. Aunque en realidad, eso no sé si se lo habrán hecho los compañeros de timba, porque según contó Elvira, quien lo quemó fue el ex esposo de Mónica, la flaca ésa que salió un tiempo con Simón. ¿Te ubicás de quién te hablo?

– No, la verdad que no…

– Claro, es que eras muy chiquita. Bueno, no importa. El que no lo va a poder creer es Juan Carlos, mí compañero de la universidad. Él lo conocía porque también anduvo un tiempo jugando al poker en el “Centro”. Si algún día me lo vuelvo a cruzar se lo cuento, pero el está viviendo en Rosario así que no creo que me lo cruce. Bueno mi amor, cuidate, te dejo porque tengo muchísimo trabajo para terminar antes del fin de semana y con el tema de las fiestas siempre me demoro en las entregas.

– Hola, si… ¿Juan Carlos?… ¿Cómo estas querido amigo? Te habla José, tu compañero de Arquitectura, ¿Te acordás? ¡José Mortifino!

– Hola Josecito querido ¡Tantos Años!¡ Qué sorpresa escucharte de nuevo!

– ¡Si, la verdad, la verdad! En realidad me agarró esa melancolía de ponerme viejo y me dieron ganas de llamar a todos mis viejos afectos, para saludarlos y desearles un buen año

– Che, pero que bueno ¡No salgo del asombro! Gracias por comunicarte. ¿Tus cosas cómo están?

– La verdad que bien, no me puedo quejar. Al que no le fue bien fue a Simón Lez, ¿Te acordás de él? Sabía jugar con vos al pocker, aunque vos te fuiste para Rosario y el perdió el tren. Se quedó en ese departamento casi todas las noches de su vida.

– ¡Huy! Pobre hombre. ¿Sigue jugando todavía?

– ¡No, ya no! Porque tuvo un final bastante feo. Lo mataron ayer. Según dicen fue por venganza, algún ajuste de cuentas, o algo así.

– ¡No, no te puedo creer! La verdad que repito mi antiguo comentario. ¡Pobre hombre! Che, vos sabés que yo conozco a Mónica, su primer novia y creo que la única, porque estuvieron mucho tiempo en pareja ¿Te acordás? Está viviendo acá, trabaja en un hotel. De vez en cuando me la cruzo por la calle o cuando paso por su trabajo, pero la verdad es que ni su teléfono tengo.- Bueno querido amigo, la verdad que fue un placer escucharte de nuevo, un abrazo. ¿Vos te acordás el apellido de Mónica? Fue compañera de tu hermano menor.

– Si, Giprello ¿Por? – No, por nada, solo que, como se me vino a la memoria y no recordaba su nombre completo, me pareció bueno sacarme la duda. Un abrazo estimado mío y que sigas bien

– Amparo Hotel, buenas tardes!

– Hola, si, buenas tardes, ¿Mónica se encontrará? Mónica Giprello.

– Ella habla. ¿Quién es?

– Hola ¿Qué tal? habla Juan Carlos Fentilez, te llamo por que quedé en averiguar por una habitación a una pareja amiga y dije: bueno, le voy a preguntar a Mónica, la chica de mi pueblo, ella que trabaja en un hotel va a saber asesorarme.

– ¿Juan Carlos Fentilez? ¿De la escuela normal 18? ¿Cómo estás? ¡Tanto tiempo! ¿Estás acá en Rosario verdad? Me pareció cruzarte un par de veces…

– Si, tengo mi estudio acá en la ciudad, por suerte me esta yendo bastante bien así que creo que me quedaré aquí bastante tiempo.

– ¡Qué sorpresa! La verdad estoy emocionada, siempre trae un cosquilleo en la panza encontrarse con la gente de dónde una ha nacido. ¿Qué es de tu vida? Como verás, yo trabajo en este hotel, me licencié en turismo y hotelería y apenas me dieron el título conseguí este trabajo.

– Bueno, felicitaciones, a vos siempre te gustó este tipo de cosas, los viajes, los hoteles, siempre recuerdo que cuando nos dividimos en la especialización del colegio secundario, vos elegiste turismo y hotelería.

– Si, la verdad que siempre me atrapó este tema, aunque ahora estoy bastante exhausta y estresada. Esto del fin de año, con las despedidas, las reservas para enero y febrero me tienen como loca, de un lado para el otro. No veo la hora de volver algún fin de semana para el pueblo. Tengo muchas ganas de volver a caminar por aquellas calles tranquilas, sin bocinas ni gente desesperada, desconectar el teléfono, pasar a visitar a mis viejos conocidos. ¿Sabes qué? ahora que me llamaste y me agarro la nostalgia voy a ver si antes de viajar a Brasil me hago una llegada el primer fin de semana de mis vacaciones, quizás me sirva de algo volver allá… ¡Ah bueno!… ¡No puedo creerlo! ¡Juan Carlos! ¡Si te digo quién está entrando por la puerta del hotel, con las valijas en la mano no me lo vas a creer!

– ¿Quién? ¡Qué efusividad! ¡Por tu asombro debe ser alguien importante!

– ¡Cómo no va a ser importante!!! ¡Es Simón! Simón Lez! ¡Mi primer novio!…. Hola hola… ¿Juan Carlos? Hola… ¿Estas? ¿Cortaste?…

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