Marcos: el señor de los espejos

Tapa del libro.
Tapa del libro.

 

 

«No necesitamos permiso para ser libres»

En Febrero del año de 1999, el escritor español Manuel Vázquez Montalbán, realizó una entrevista extensa al guerrillero y líder social, Subcomandante Insurgente Marcos. En su experiencia dentro de territorio hostil, llega con toda su humanidad y después de peripecias puede lograr la entrevista que lo llevó hasta ahí.

El autor en un previo a la presentación de dicha entrevista que se convirtió en libro, rememoró a Caroll Lewis, de su libro Alicia en el país de las maravillas, dónde se asegura que todas las palabras tienen un dueño, pero si  son mal empleadas van destinadas al rotundo fracaso, es por ello que Vázquez Montalbán nos dice que hay que rescatar el sentido de las palabras comunismo, socialismo y democracia, que sus actuales dueños han usado mal.

Fue en el mismo año de 1999, en el mes de cuando sale a la venta el libro que titula, Marcos, el señor de los espejos. Esto no es una biografía meramente, se trata de un ensayo-entrevista que va partiendo desde los conflictos en Chiapas y sus porqués, dónde la voz de guerrillero mexicano nos desvela las cortinas que el gobierno ha impedido a toda costa que el verdadero mensaje y motivo de la lucha llegue comprensible a la sociedad civil. Así que este libro sirve además como un escaparate de voz para la lucha.

El titulo del libro lo lleva así, pues es el Subcomandante Insurgente Marcos parte central del mismo movimiento, que es el EZLN la columna vertebral de la idea. Es este libro uno de los más abiertos sobre la idea real del Zapatismo actual.

En el desarrollo de este libro el autor no se queda callado ante un sistema de gobierno como el legendario PRI, que hace ver y reflexiona sobre los atropellos al estado de derecho, sobre como al gobierno mexicano les estorban los observadores internacionales, y sin causa los expulsa del país mexicano, provocando una intranquilidad a las comunidades indígenas pues los observadores extranjeros son un escudo para que el gobierno no perpetre un crimen de estado como ya antes lo hicieron con aquella mancha negra en la historia de México en  un 2 de octubre de 1968.

El libro denuncia como el gobierno no cumple sus propias firmas, sus pactos y acuerdos, pues al paso de los años se ha olvidado de cumplir aquellos Acuerdos de San Andrés que prometían mejorar la vida indígena en México. Más el sistema autoritario en el país no lo permite y “se tiene que hacer” como el gobierno mande, de su propia forma, sacando el mejor provecho aunque pisotee a los más desprotegidos.

De esta guerrilla tan simple y a la vez tan honesta, se puede rescatar de la vida esa simplicidad que da un pueblo que nada tiene ya que perder, más que luchar por ganar, el zapatismo ya ganó, con el simple hecho de gritar, de hacer escuchar su voz, ya ganó, pues ya no les quedaba nada, este sistema de gobierno ya les había arrebatado todo. Y siguen firmes al mencionar que el zapatismo no lucha por el poder, pues creen que el poder pudre la sangre y oscurece le pensamiento. Entre uno de sus discursos que narran ampliamente el zapatismo en pocas palabras es: “Yo soy como soy y tú eres como eres, construyamos un mundo donde yo pueda ser sin dejar de ser yo, donde tú puedas ser sin dejar de ser tú, y donde ni yo ni tú obliguemos al otro a ser como yo o como tú.»

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