Los Elegidos 13 (flores de un mismo rosal)

Cindi la toma y bebe pasándose la pastilla.

– Aunque yo pienso que le ayudaría más un platillo de enchiladas con harta salsa verde. –vuelve a entrometer la criada joven.

– ¡Cállate, Lupe! –regaña la anciana.

– Déjala, Felipa –contesta Cindi – Ella tiene razón, pero en este momento no tengo tiempo de desayunar.

– La señora Brianda fue a la iglesia, dijo que no vendría a comer. –informa Lupe.

– ¡Perfecto! –dice sonriendo, Cindi.

Las sirvientas hacen mueca de extrañeza, mientras Cindi solo sonreía.

– Yo me entiendo. –sale sonriendo de ahí la hija de los patrones.

Cindi se dirige hasta el cuarto de su hermana y apresurada abre con las llaves que llevaba, entra y cierra con seguro por el interior. Se queda un momento contemplando el cuarto, el único refugio de su hermana. Vuelve a mirar el libro de pastas azules que se encontraba sobre la cama y lo toma volviéndolo a abrir; ahora en otra página donde también había un párrafo subrayado, que Cindi lee en voz queda…

Por que tú lo prometiste Señor, tú los

salvarías. Y bien pues, aquí están los

elegidos….

Recuerda que aquellas frases se repitieron en el funeral de su hermana y sus pensamientos se llenan de confusión… cierra el libro y lo arroja a la cama. Toma uno de los papeles que yacían junto a la computadora y lee el contenido.

Somos como dos flores de un mismo rosal,

a mi me cortaron y me encerraron tras un

cristal, mientras mi otro ejemplar, vive

en libertad, gozando de la frescura del

viento, y yo me marchito ante el amor

egoísta de los seres que me quieren.

CANDY LAFONTAINE

Continuará…

Autor: Martín Guevara Treviño

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