Las cobijas no engañan en invierno

Las cobijas no engañan en invierno

La habitación muda nuevamente

El grito llega a tocarme la puerta

Temor de ser o no ser

Difícil ecuación en nuestros días

Embriagados remolinos

Se disfrazan de  remanso

Otra voz que calla en su silencio

La nostalgia se desnuda y baila

la sombra se coloca de perfil

Gira la copa al suelo áspero.

¡Salud!

Los vidrios se dividen para reinar

Montón de espejos diminutos.

Tentación de dioses y demonios

Esta  soledad, a veces, me da miedo

El miedo, casi siempre,  suele darme asco.

Abro la ventana para refrescarme

El aire es una postal de libertad

Sin embargo los fantasmas se amontonan

Vuelve el miedo, ergo, el asco.

Las cobijas no engañan en invierno

El teléfono ya no va a sonar.

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