Instantes: Titanes de acero

Una lágrima cae en la huerta mientras titanes de acero devoran las paredes de una vida. Escupen bruma, vomitan escombros. La ciudad se convierte en un sin fin de trazados, proyectos, solares. Poco a poco se van destruyendo los parques, los niños, los sueños. Desde la acera se escucha el constante batir de las fieras alimentando el bolsillo de falsos dioses. Dioses de un olimpo corrompido por la avaricia y el dinero. Se aprovechan de las pobres gentes, humildes personas que pelean cada miga de pan con el sudor de sus entrañas. En la cima todo es suyo pero al caer te pedirán todo lo que es tuyo. Es triste el pensar en los altibajos del mercado donde unos se enriquecen y otros empobrecen. Es ley de vida, ley de tontos, engrandecer las arcas de especuladores y dandis. Y yo me pregunto ¿Qué podemos hacer? Son instantes de dudas donde uno observa lo difícil que es pagar una casa. Lloran las montañas, se asfixian las tierras y los campos al verse expropiados de su libertad para tener que cargar con el peso del hombre. Adelante, sigamos construyendo edificios a ver si dentro de unos años no tenemos ni un pedazo de tierra donde caernos muertos. El hombre como siempre dándole la espalda al planeta que le vio nacer.

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