Instantes: Soledad concurrida

Todo es complejo en este hervidero de gente donde caminas al unísono con personas que no conoces de nada. Las calles de ciudad es un lugar concurrido que te hace sentirte solo. No le importas a nadie. Me dejo fingir que muero callendo de improvisto al suelo y nadie acude en mi ayuda. Me pisotean, me esquivan, observan desde una perspectiva abstracta como mi cuerpo yace sin vida en una muerte falsa sobre las sucias aceras del mundo. Me levanto apartando a manotazos los cristales de mi espalda y sigo caminando. Tal vez mañana, si me lanzo desde un edificio, consiga arrancar un poco de compasión a estos humanos. Pero mientras tranto, mientras la vida sigue y la acera es machacada por el martilleo de los zapatos, intento adaptarme a esta soledad rodeada de gente, a esta ciudad.

4 comentarios en «Instantes: Soledad concurrida»

  1. En el pueblo donde tengo la desgracia, a veces, y el honor, otras veces, de vivir, no hay un alma en la calle desde las cuatro de la tarde hasta las ocho de la mañana del día siguiente. Lo llaman Muerto Real… adivinad el nombre.

    Las calles de ciudad son a veces un conjunto de sinsentidos, muchas caras que desconoces y muchas casas que no te importan. Pero otras veces se agradece caminar por entre el gentío y contemplar cómo en el mundo, además de muerte, hay vida.

    Buen Instante este.

    Un abrazo, compañero.

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  2. Tal cúal lo has retratado sol de infancia, es la soledad en las grandes ciudades.

    Una soledad triste, más bien desamparo. Distinta a la de los pueblos o el campo.

    Muy bonito tu instante.

    Saludos! 🙂

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  3. Gracias a todos por comentar!!!!!!!!!!!

    Yo pienso que cada sitio tiene su encanto, la ciudad es agobiante, te sientes solo y pequeño pero tienes una gran gama de actividades para hacer y sitios donde alimentar tus inquietudes, hay más oportunidad. Por otro lado en el pueblo estás relajado, te crias en la calle desde pequeño y todo es familiar y cercano. Yo amo a mi Pueblo (Bullas) no puedo estar mucho tiempo lejos de el, de sus campos, de sus gentes, pero también necesito estar en la ciudad para dar salida a mis inquietudes, para sentirme humano, completo. Hay que encontar el equilibrio.

    Un fuerte abrazo a todos.

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