Imperdonables

Orlando Barone – Emece

No se puede evitar que al leer Imperdonables nos venga a la mente la figura de Roberto Arlt. Claramente, los textos del autor del libro son arlteanos que pesar de su autor (la crónica “Para sufrir es mejor el obelisco” es un claro ejemplo de ello).

No todo periodista consigue parecerse al creador de las aguafuertes porteñas, para poder alcanzar este estado que contar con una capacidad de observación que sobrepasa por mucho el día a día de las redacciones. “Un relator es gregario y a la vez solitario. Está dentro del relato, pero sale (…) Porque no se desplaza nunca hacia los márgenes –y únicamente permaneciera en el adentro- acabaría encerrándose sin permitirle al lector la visión en perspectiva desde la cáscara”. Esta mirada no pretende juzgar las conductas humanas desde la pauparizada perspectiva del sentido común, sino que se ubica por encimadle ruido para poder mirarse a si mismo como un andamiaje más del absurdo circo de la propia vida. Buscar las causas, el humor grotesco y el absurdo desprecio del narrador por la tontería humana, forman un escenario en donde el relator se luce a pesar de la primera persona, es mejor lo que se dice, que la carga de quien lo esta diciendo.

La variedad y cantidad de temas que cubre este libro van desde el fútbol y sus ídolos hasta la política, el cine y la literatura. Nada queda excluido de la escritura sarcástica, que por momentos es capaz de lograr un equilibrio entre posturas que en muchas ocasiones no dejan lugar a medias tintas.
El autor de este libro es un observador que si toma partido pero desde un lugar casi demiúrgico. Se puede sentir en el libro una rara mezcla entre conceptos de barrio y académicos.

Berone tiene la capacidad de decir lo que nadie quiere oír. Un escritor que ayudándose de algunos elementos de la literatura hace periodismo de alto vuelo.

Si querés tenes más información del libro o del autor, podes consultarlo en la Revista Ñ.

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