El viaje de Saramago (parte 3)

En 1947 publica su primera novela, Tierra de Pecado, pero pasan casi veinte años antes de su segunda obra, y no empieza a ser conocido hasta la década de los ochenta, cuando publica tres de sus obras más conocidas, Memorial del convento, El año de la muerte de Ricardo Reis, y La balsa de piedra. En 1998 la academia sueca anuncia el nobel de literatura. Saramago está en el aeropuerto de Frankfurt cuando una azafata le acerca un teléfono sin poder reprimir la emoción de tener tan cerca a un premio nobel.

—Salí a la sala de embarque y había un pasillo enorme, grande, grande. Y recuerdo, y lo recuerdo como si estuviera ocurriendo ahora mismo, un poco aturdido, en fin, por la noticia, claro, pero suficientemente lúcido para decir, sí, tengo el premio nobel, ¿y qué?

Esta emisora, que tuvo un papel emblemático en la revolución de los claveles, dedica el día a Saramago. La película Ensayo sobre la ceguera, inspirada en una de sus novelas, acaba de estrenarse, y los presentadores quieren transmitir lo que se siente realizando el programa con los ojos vendados. Saramago acude por sorpresa, ellos no saben que tienen al premio nobel justo a su lado.

—Pero dónde está —dice el locutor de radio—.

—Yo estoy aquí sentado a su derecha, a dos metros —responde Saramago, ambos en portugués, a lo que responde el locutor con una risa emocionada—.

Comprometido con los derechos humanos y en numerosas causas humanitarias, Saramago ha transformado su pesimismo en una actitud combativa. Un día de 1995 pensó, estamos ciegos, y se sentó a escribir el Ensayo sobre la ceguera, una forma de recordar que la dignidad del ser humano es insultada cada día por los poderosos de nuestro mundo, que la mentira se impone a menudo sobre la verdad y que el hombre dejó de respetarse a sí mismo cuando perdió el respeto por los demás.

—Basta pensar qué es lo que pasaría si cegáramos todos. O basta pensar, y no lo deberíamos pensar, en lo que está ocurriendo ahora en el sistema financiero mundial. Porque el capitalismo de alguna forma se ha hundido por sí mismo. Y dónde está la redacción sindical, o de izquierdas sencillamente, dónde está. Pues están esperando que milagrosamente la situación se recomponga y que la gente que ha perdido su trabajo vuelva a tenerlo, cosa, por otra parte, muy improbable. Esta es una crisis para durar, para durar mucho, muchísimo.

 

Pero sin duda, lo más sorprendente de la creación literaria de José Saramago es la forma de idear las historias: parte de un chispazo, de una premisa, de una reflexión sobre un aspecto particular del mundo, y a partir de ahí elabora toda una novela, toda una historia con su trama, su intriga, su emoción, y por supuesto, su trasfondo filosófico.

Merece la pena hacer un recorrido por la trayectoria literaria del escritor, por todas sus creaciones, y leer cada una de las novelas. Tengo un amigo del que extraje una forma de explicar la literatura de José Saramago: ante una estantería repleta de libros de Saramago, puedes taparte los ojos y escoger, al azar, cualquiera de los libros, pues todos, por algún motivo en especial cada uno, son buenos.

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