Diosa de Papel (IV Acoso)

Diosa de Papel (V Acoso).
Diosa de Papel (IV Acoso).

 

Se sienta en una silla junto a Sergio Blasco.

     —¿Qué le sucede a ésta princesa?, ¿Porqué estás triste, Kenny?

     —Sergio, acaba de morir mi madre. Lo único que me quedaba en ésta vida.

     —Cuanto lo siento, preciosa. —Sergio la abraza brindándole su apoyo— ¿…y cómo fue?

     —Asesinada. —ella se retira de él, evadiéndolo.

     —Ven, bonita, te invito un café.

     —¿Y si nos mira tu esposa, Anabel? Ya sabes lo celosa que se pone en cuanto te ve con cualquier mujer.

     —Tú estas pasando por un momento muy duro, deja eso de lado.

     —Te lo agradezco, Sergio. Y ésta vez te aceptaré el café, necesito hablar con alguien.

 

5.

     Se escucha que el agua del baño deja de correr, el departamento de las modelos gozaba de un silencio tranquilizador, Nora sale del cuarto de baño con una toalla blanca enredada sobre su cuerpo y otra similar sobre su cabeza. En sus manos llevaba la ropa mudada a su lugar, levanta la tapa del cesto deteniéndose impresionada al encontrar la ropa sucia de su compañera Kenny. Con cuidado sustrae del cesto una blusa color amarillo que llevaba su amiga la noche anterior, guarda su ropa en el cesto sorprendiéndose al observar las manchas carmín que llevaba aquella blusa amarilla, eran manchas de sangre seca… da vuelta a sus pensamientos con el rostro pasmado, imaginando las peores cosas. La noche anterior, precisamente había ocurrido el asesinato de Renata Doria, la madre de Kenny.

6.

     La cafetería en las instalaciones de la agencia de modelos Alta Elegancia, era pequeña y acogedora, con música suave en el fondo y  cuadros de Frida Kahlo en las paredes. Sergio acomodado en una silla frente a la mesa que comparte con Kenny, ante un par de tazas con café humeante, delante de la mirada penetrante de Kenny que se clava en los ojos del representante.

     —Vamos Sergio, no es momento de hablar de esto. Pretendes que yo sea tu relación extramarital. He visto como enamoras una a una a las mujeres de ésta agencia. Comprendo perfectamente lo que Anabel ha de sentir, y por eso desconfía de todas nosotras.

     —¿Y quién lo impide? —lanza con seducción— podemos ser la pareja perfecta.

     —Lo impide Anabel. ¿Te olvidas que ella es tu esposa?

     —Anabel no representa ningún problema, jamás se daría cuenta.

     —Yo no me presto a eso, Sergio. —lo observa— además, eres muy poca cosa para mi.

     —Te necesito, Kenny. Me eres indispensable.

     —Tú a mi, no. Y ya terminemos ésta charla que no me siento con ánimo de continuar.

     —No voy a descansar hasta que me correspondas, —dice firmemente— sea de la forma que sea.

     —No seré una más en tu lista. Acéptalo, conmigo te toco perder.

     —Ya lo veremos, preciosa.

     —A mi no me amenaces, tengo experiencia suficiente para saber lidiar con hombres como tú. Nunca te confíes de una mujer hermosa.

     Kenny abandona la compañía del apuesto representante, dejándolo en su lugar, mientras él da un sorbo a su taza de café sin despegar la mirada ante el contonear de la modelo que se alejaba.

 Continuara…

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