Colon y General Paz

Tres de la mañana de un domingo ya entrado. Avenida General Paz, desfilan los cuerpos para los bares del abasto. Una noche de alcohol, sexo, drogas y vaya a saber que cantidad de otras cosas mas que no se me ocurren mencionar aquí, todo está esperando por ellos pasando el puente que yo ya deje a mis espaldas.

Cruzo Humberto Primo con el semáforo en rojo para los peatones, siento que nadie viene y termino salvándome por 30 cm de un accidente.

Una moto, creo que era roja y sin luces frena de golpe, hace mucho ruido, un sonido bien fino que penetra  los oídos  y hace dar vueltas a los pocos transeúntes, sigo la marcha, sin prisa, fijándome si tengo algún mensaje en el celular. Ninguno.

Levanto la cabeza, mas hombres y mujeres que caminan hacia el puente que parece  mirarme la parte de atrás del cuello de la camisa, parejas, hombres solos, mujeres solas, con los ojos pintados, sin pintar, etc. todos en esa dirección, todos en sentido contrario al mío, todas las personas van hacia el puente que las espera como un gigante gris y voraz, para ofrecerles, al cruzarlo una noche de premeditado descontrol

Sigo la marcha, mientras escribo un mensaje al azar solo para escuchar la contestación en mi teléfono y sentir que ella me escribe después de meses sin hacerlo, pero es en vano, se que es una farsa, por que escribí a un amigo para que me conteste y yo pensar que ese sonido de mensaje puede ser ella de nuevo.

Tengo esta mochila, azul y pesada, ya la siento incomoda, no se que hacer, me desespera. Siento que alguien me la tira de atrás, como para arrebatármela o para que me de vuelta y le preste atención, dudo dos segundos, suspiro profundo, tan profundo que parezco esconder la cabeza entre los hombros, morigero la velocidad de mis pasos, me detengo, me doy vuelta lo mas rápido que puedo.

¡Nada!

Únicamente una pareja abrazándose a media cuadra y dándome la espalda, obviamente por que van caminando hacia el puente  que los espera con sus luces traidoras.

Siento miedo, o algo parecido, incertidumbre quizás, una incertidumbre diferente a la que me genera escuchar el teléfono y no saber quien es hasta que atiendo pero incertidumbre al fin.

Reanudo la marcha, un poco mas rápido, con la cabeza gacha, intentando una canción con silbidos para distraerme, tan sugestionado que murmuro una que habla de diablos y muertes

Apuro mas la marcha, mas rápido, cada vez siento mis pies mas veloces, miro para abajo, no quiero subir la mirada.

-Lo siento caballero, no lo vi.

Me llevo por delante un hombre, pelo largo, pantalón negro con rayas rojas de las rodillas para abajo, creo que es de cuero, no distinguí bien, camisa blanca desprendida y una cruz colgando del cuello. Su pelo esta suelto, mojado y su cara era blanca, bien blanca, no me contestó, siguió camino hacia el pasadero que llamaba a los hombres sin nombrarlos.

El sujeto desaparece en la oscuridad dejando una nube de humo a su paso.

Casi llego a Colón, puedo ver, aunque mas no sea, un poco mas de luces y de negocios, me siento mas aliviado, estoy por cruzar Santa Rosa, y en el bar de la esquina una mujer levantando las ultimas sillas.

Ahora por fin camino mas tranquilo, aminoro la marcha, siento como si hubiese corrido kilómetros enteros.

Cruzo Santa Rosa, ya estoy, ya llego, suspiro de nuevo, por ende, trato de esconder la cabeza entre los hombros.

En la puerta de radio nacional, un hombre echado, como queriendo dormir y peleando con la ebriedad.

Vuelvo la mirada hacia el sendero que me guía, ya siento cada vez mas lejano el puente que invitaba a las personas para comérselas o tal vez para darles lo que ellas buscaban.

Fijo la mirada en la parada del colectivo de la línea V1.

Ahí, justo ahí,  un pibe con un pie en el cordón de la vereda y el otro apoyado en el palo del cartel, como un tanguero, como jardín florido.

Al lado un perro, marrón claro y blanco, tiene algo, se que tiene algo, lo miro fijo, muy fijo, él tiene su mirada perdida hacia la calle, no le desvío la mirada ni un instante, estoy a menos de diez pasos de él, me siente, creo que me siente mirándolo.

Mas cerca, estoy cada vez mas cerca, solo dos pasos y me colocan en la misma línea, doy un paso mas, me mira de reojos, lo silbo despacio, sin que me escuche el muchacho que esta con un pie en la vereda y el otro en la parada del colectivo, y le hago señas con la mano para que me siga, junto mi dedo índice con el pulgar de la mano izquierda y me rasco el pulgar con la yema de mi dedo mayor.

Lo silbo de nuevo, como todos sabemos que se le silba a un perro para invitarlo a que venga hacia donde uno esta. Lo invito para que me acompañe y termine de acompañarme y de sacar mis miedos con su compañía.

El perro, marrón de mirada frágil me sospecha  de reojos y vuelve vista hacia la Avenida General Paz, no me escucha, no me ve.

Él no era un ángel.

Yo sigo mis pasos y compro el diario, además abro bien los ojos para leer las noticias, hoy juega San Lorenzo

1 comentario en «Colon y General Paz»

  1. Se que hay noticias mas importantes que podes leer en un diario…pero que juege San Lorenzo!!!…jajajaja…
    Poema descriptivo a mas no poder,que deja a la luz tu gran amor, tu enorme motivacion, tu paz interior…ese cuadro de futbol, «EL CICLON».

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