Cartas de célebres 3

Zelda Fitzgerald a Francis Scout Fritzgerald

Francis Fitzgerald y Zelda Sayre Fitzgerald eran una de las parejas más trágicas y conocidas de al literatura del siglo XX. Juntos pasaron por el ascenso y la caída del escritor, entre los éxitos que tuvieron en la década del ’20, el alcoholismo y los problemas permanentes de orden económico (estos últimos por los excesos de la vida que llevaban o mejor dicho, que pretendían llevar). Ella, tenía esquizofrenia, por lo que vivió recluida en distintos hospitales neuropsiquiátricos a partir del año 1932.

La cara que él le envió a su mujer fue escrita pocos meses antes de su muerte a fines de 1940.su mujer murió 8 años después a causa de un incendio en la clínica donde estaba internada en ese momento.

“Si yo tuviera sentimientos serían todos de gratitud a ti”

Hospital Sheppard-Enoch Pratt,
Towson (Maryland)
Queridísimo siempre
Queridísimo Scott:
Lamento que no hubiera más que un cascarón vacío para recibirte.
La idea del esfuerzo que has hecho por mí, el sufrimiento que ha causado esta nulidad sería insoportable para cualquiera salvo para un mecanismo completamente vacuo. Si yo tuviera sentimientos serian todos de gratitud a ti y de pena por el hecho de que de toda mi vida no quede el más pequeño vestigio del amor y la belleza con que empezamos para ofrecértelos al final.
Has sido tan bueno conmigo… y cuanto puedo decir es que existió siempre esa corriente más profunda en mi corazón: mi vida: tú.
(…) Ahora que ya no hay ninguna felicidad y el hogar ha desaparecido y ni siquiera existe pasado ni emoción alguna más que las que sean tuyas donde pueda haber algún consuelo: es una pena que nos hayamos encontrado en desabriendo y frialdad una vez hubo tanta ternura y tantos sueños. Tu canción.
Me gustaría que tuvieras una casita con malvas y un sicomoro y el sol vespertino encajado en una tetera de plata. Scottie correría por algún sitio en blanco, en Renoir, y tú escribirías docenas de libros. Y aún habría miel para el té, aunque la casa no estuviera en Granchester.
Ay, Do-Do
Do-Do
Zelda
Te quiero de todos modos, aun cuando no exista ningún yo ni ningún amor ni siquiera vida alguna.
Te quiero.

Francis Scout Fitzgerald a Zelda

“Dios mío, soy un hombre olvidado”

5521 Amestoy Avenue
Encino (California)
13-3-1940
Queridísima:
Creo que lo mejor es no precipitarse.
Me gustaría que salieras con el beneplácito del doctor Carroll (te ha dedicado más horas de trabajo de las que merece un ser humano de otro; estarías de acuerdo si vieras las cartas que me ha escrito). Ha sido tu mejor amigo, después de Forel, incluso mejor que Meyer (aunque esto es ser injusto con Meyer que nunca pretendió ser un clínico, sino sólo un diagnosticador).
Pero al diablo todo eso y la enfermedad.
Sería también mejor que esperaras porque sin duda tendré más dinero dentro de tres semanas que en este momento y si todo sale bien. Scotti puede bajar a verte un día en las vacaciones, de lo contrario, no la verás hasta el verano. ¡Es una posibilidad!
Tenemos todos los motivos del mundo para apoyar a nuestra pequeña. Haría cualquier cosa con tal de no negarle los dos últimos años de universidad que se merece. Tiene más que talento, posee un autentico genio para la organización.
Aquí no hay nada nuevo. Escribo los relatos de “Pat Hobby” y espero. Tengo una nueva idea ahora (una serie cómica que volvería a llevarme a las grandes revistas), pero, Dios mío, soy un hombre olvidado. Tuvieron que retirar Gatsby de la Modern Library porque no se vendía, lo cual fue un golpe.

Con mi cariño de siempre,

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