Brujas Infiltradas (35 Terreno mojado)

No hicieron falta más argumentos. Los tres salimos de prisa, Simona y Roberto apropiaron sus ropas y tomamos un taxi con rumbo a la casa del río. Durante el trayecto mi mente no descanso un solo momento imaginando, reflexionando lo que le puede suceder a mi hermana Carolina. Tal vez un accidente al aproximarse al río embravecido, una caída por el terreno mojado, y un sin fin de hipótesis malignas que cruzaron por mi mente. El silencio reinaba entre los ocupantes de aquel auto-taxi.  Por las ventanillas del auto pude observar la lluvia ligera y el agua levantada por el coche al andar. Agua que circulaba por las calles como si fuera el cause de un arroyo. La ciudad  parecía desierta de vida humana.

     Descendimos del taxi rápidamente después de pagar la tarifa, el agua nos humedeció un poco, llegamos a la entrada y la puerta se encontraba abierta, penetramos al recibidor y todo se hallaba en un total silencio, la estancia que se descubría a media luz se nos antojaba tétrica.  Avanzamos hasta la sala de estar y de igual forma todo lo encontramos en completa soledad. De pronto la lluvia cesó intempestivamente, como cuando se cierra la llave de agua en una ducha. Nos sorprendió la reacción de la naturaleza y me asomé por la ventana hacia el exterior. No caía agua del cielo, solo los charcos acumulados.  Un fuerte aleteo y unos sonoros silbidos nos pusieron la carne eriza, no pudimos discernir de donde provino el ruido.

Continuará…

Autor: Martín Guevara Treviño

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