Brujas Infiltradas (32 Fotos viejas)

   —¿Dónde has andado, Marco? —no le respondo, sólo tiemblo—. He subido a la habitación para velar por tu salud, y me ha preocupado tu ausencia. Me has tenido muy preocupada. Pasaron por mi mente las peores cosas, imaginandome el motivo d etu ausencia.

     Corre hacia el cuarto de baño, mientras yo aprovecho para sacar de la bolsa de mi pantalón la carta de Isabel Cristina. Por suerte se ha mojado un  poco solamente, así que la extiendo sobre un espacio del librero junto a la chimenea, para que se seque. Escucho los pasos que se aproximan y me retiro del librero para evitar sospechas. Llega la Vieja Simona con una toalla y me envuelve con ella, mientras sigue su perorata.

   —Necesito un té, Simona. Por favor —digo mientras veo el rastro de agua que he dejado entre mi posicion y el librero.

     Un rato después en mi habitación, el té había relajado un poco mis ánimos. Compuesto y con ropa seca, decidido me encamine a la recamara del tío Camilo. Es un cuarto en la planta baja, abandonado después de su muerte, conserva aún la ropa de cama del último día del tío. El polvo es el único que se ha encargado de acudir diariamente a éste recinto. Esculco los cajones de la cómoda  y no consigo dar con el mencionado libro del mal, o algo que se le parezca. Sólo fotografías viejas y ropa desgastada del tío muerto. Pero nada como un libro maligno al cual atribuirle nuestras desgracias. Mi vista no puede evitar clavarse en esas fotos viejas que me traen de inmediato el recuerdo de mi tio.

Continuará…

Autor: Martín Guevara Treviño

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