Brujas Infiltradas (21 Descubriendo la casa)

Su patio trasero es de tres hectáreas que colindan con el río Bravo, que el día de hoy luce desbocado, pero gracias a las previsiones del tío Camilo, se mandó amurallar la colindancia con una gran cantidad de piedra, formando una ancha y dura retención, por eso las crecidas del río nunca atacan la propiedad del tío.

     Fue imposible limpiar toda la casa, pero si lo mas indispensable para que nuestra huésped se sienta cómoda en su breve estancia. La casa cuenta con pasillos en el área de las recamaras que en total son cuatro. Se trata de habitaciones amplias con una ventana  con duras protecciones de hierro y de gruesa madera sus marcos. Hemos dado limpieza a una de ellas en su totalidad, así como la cocina, la sala y el área del patio trasero. De la casa emanaba un ambiente húmedo, pero con nuestra intervención, pudo recuperar la vida que llevaba perdida en todo éste tiempo que no se le había puesto mano. Las mujeres sonrientes por los medianos resultados obtenidos, y sobretodo fatigadas propusieron pasar un tiempo sentados en las bancas de madera que se encuentran en el portal trasero, con vista al embravecido río disfrutamos del ligero viento.

   —Quiero pasar la noche aquí, con Elisa —pronunció, Carolina—. Así aprovecharé estas aburridas vacaciones en algo diferente que mi casa.

   —Me parece bien —consentí—. Así la señorita Carpe no se sentirá tan sola.

   —La dejas en buenas manos —sonrió, Elisa—. No derrocharemos el tiempo y haremos cosas muy importantes.

 

Continuará…

 

Autor: Martín Guevara Treviño

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