Menú del día y memorias

Neil Kimball (1845 – 1934) es la autora del fragmento que compartiremos con vos en este artículo. Ella fue prostituta y regente de un prostíbulo ubicado en Storyville, la zona roja de Nueva Orlean. De su experiencia en Storyville. Surgen unas increíbles Memorias que se editaron por Roberto Calaos en Italia y por Hans Magnus Enzensberger en Alemania.

En este fragmento se habla del menú que viene antes al amor, los alimentos que reciben las chicas que se encuentran a su cargo

“Siempre dirigí las cosas de manera estricta, del mismo modo en que un buen capital dirige el barco. Por las mañanas, la casa era como una tumba. Las chicas dormían y Harry regaba las jardineras y las banquetas, con las cortinas cerradas. Adentro, Lacey belle y dos criadas limpiaban los ceniceros, barrían, sacaban las manchas de los vasos mojados y separaban las sábanas. No tenían ningún caso hacer de comer porque no era sino hasta las dos de la tarde que algunas chicas les gritaban a las criadas para que movieran sus negros culos y les llevarán café. Las chicas toleraban poco hasta que su café llegaba. Y yo tenía que cuidar que las borrachinas no bebieran whisky.
Insistía en que todo el mundo estuviera a las cuatro de la tarde para comer. Y las obligaba a lavarse peinarse antes de que bajaran y ponerse ropa limpia o batas. Veía que les sirvieran una buena comida. Nada sofisticado. Una spa de quimbombó u ocra (sopa de pollo o pescado hecha a base de una verdura de largas vainas de origen africano o sudasiático) bistec, papas, pavo, carne blanca, o pollo, uno de los problemas de las putas es el estreñimiento. Insistía para que fueran regularmente y usaran corteza de cáscara sagrada (árbol de la costa oeste de los Estados Unidos que se usa para combatir el estreñimiento) y ruibarbo. Cada habitación tenía una bacinica. A muchos johns les gusta oír a la chica meando. Después mandé a poner un baño en cada piso; en un piso un gran trasto de mármol donde había dos. También bides. Al principio a la mayoría no les gustaba el baño diario que les obligaba a tomar en tinas de hojalata, pero no mandé poner toda esa tubería sólo para hacer ostentación.”

Este articulo cuenta con un fragmento de Memorias de una mademme americana de Neil Kimball. Para más datos podes consultar a la Revista Ñ.

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