Voltaire y la persistente insatisfacción del deseo

En una época en donde las luchas religiosas perseguían a los escritores, Voltaire se encerró para escribir su “Diccionario filosófico portátil”, con él intentaba dar a conocer el ideario laico y humanista. Este escrito fue publicado en el año 1764. En él se puede observar un análisis sobre el amor y sobre aquello que Platón había insistido tanto: la persistente insatisfacción del deseo humano. Esta insatisfacción es una cualidad exclusiva de los humanos, que, de alguna manera los distingue de los animales. Acá te brindamos un fragmento de ella:

“La mayor parte de los animales que se acoplan experimentan el placer con un solo sentido, y apenas ese apetito ha sido satisfecho, se apagó todo. Ningún animal, a excepción de ti, conoce los besos; tus labios, especialmente, gozan con una voluptuosidad incansable, y ese placer pertenece sólo a tu especie; en fin, tú puedes en todos los momentos darte al amor, y los animales no tienen más que un tiempo determinado (…) Esto es lo que tienes por encima de los animales; pero si disfrutas tantos placeres que ellos ignoran, ¡cuantas penas tienes tú que asimismo las bestias desconocen! Lo atroz, para ti, que la naturaleza enveneno, en tres cuartas partes de la tierra, los placeres del amor y las fuentes de la vida, con una enfermedad terrible, a lo que sólo está sujeto el hombre y que sólo en él infecta los órganos de la generación

Voltaire, sin duda contaba con una visión naturalista del amor. Según él, el amor no le debe nada a la providencia y mucho menos a la finalidad trascendente.

“Los filósofos del amor trataron a menudo la cuestión de si Eloisa podría seguir amando a Abelardo cuando se hizo monje y fue castrado (la segunda cualidad no hacia ninguna justicia a la primera). Consuélate, Abelardo fuiste amado: las raíces del árbol cortado conserva algo de linfa, la fantasía ayuda al corazón. Se está a gusto a la mesa, incluso cuando ya no se como del banquete. ¿Es verdadero amor? ¿P un simple recuerdo? ¿O amistad? Es un no sé qué, un compuesto de todas estas cosas, un sentimiento confuso que se parece a las pasiones imaginadas, que los muertos conservan en los Campos Elíseos. Los héroes que durante la vida habían triunfado en las carreras con carros de muertos seguían conduciendo carros imaginarios; Orfeo se imaginaba cantando, Eloisa vivía contigo a costa de ilusiones y suplentes. Te acariciaba de vez en cuando con tanto mayor deseo en la medida en que, habiéndole hecho la promesa a su tío de no amarte más, sus caricias llegaban a ser más preciosas, por ser culpables. Y si una mujer no puede nutrir una verdadera pasión por un eunuco, bien puede conservar la pasión por el amante que se volvió eunuco, siempre que éste siga siendo amable. No es lo mismo, señoras mías, que con un amante envejecido en actividad de servicio. (…) Las arrugas espantan, las enfermedades se manifiestan: se puede a lo sumo convertirse virtuosamente en una buena enfermera y soportar al que se ha amado. Como velar a un muerto”

Este articulo cuenta con fragmentos de “Amor” del Diccionario Filosófico de Voltaire.

3 comentarios en «Voltaire y la persistente insatisfacción del deseo»

  1. hola, te hago un a pregunta, desde qeu cambio el formato de wordpress no se como subir los escritos, me los manda a «pendiente de revision» pero nunca suben… tenes idea como es? gracias. Rodri

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