Diosa de Papel (XX Demente)

Diosa de Papel (XX Demente).
Diosa de Papel (XX Demente).

 

 

 

El Comandante controla la riña mientras los agentes de la policía arrestan a Kenny Doria.

     —No puede ser —sorprendida, Nora.

31.

     El Comandante Josué Balbuena sentado tras su escritorio, mientras Kenny sumisa, sentada frente a él, tras ella escoltada por dos policías. En una silla en un rincón yacía Anabel, custodiando la tranquilidad de la misma por el Agente Osorio.

     —¿Por qué lo hizo? —la interroga el Comandante.

     —No debían vivir. No puede existir alguien mejor que yo. Es una cadena alimenticia del ego. Jamás me podrá comprender, Comandante. Esta situación está en otro nivel, en el nivel de las deidades.

     —¡Estas completamente loca! —Anabel descontrolada.

     El agente Osorio logra calmar a Anabel, logrando que el Comandante continúe con el interrogatorio.

     —Su odio la ha llevado a cometer el crimen de su propia madre. —continua el Comandante Balbuena.

     —Ella no me quería. Pensaba denunciarme. ¡Dijo que yo no valía nada! ¡Yo valgo más que todos, soy una diosa!, ¡Soy una diosa! —enloquecida, Kenny.

     —No, señorita —furioso el Comandante. —¡Usted no es nadie!

     —¡Nooo! —gutural.

     —Comandante —interviene Anabel. —Esta mujer está loca. Necesita ayuda profesional, llévela a un manicomio.

     Kenny se pone en pie repentinamente enfrentando a Anabel, el Comandante y los Agentes se alertan.

     —Tú no sabes nada —grita Kenny. —Jamás lograras ser como yo.

     —Maldita desquiciada —Anabel la insulta.

32.

     La mirada de Kenny Doria era destellante, enfundada en una bata blanca observaba hacia el exterior a través de una ventana enrejada de su habitación,  tranquila e inmutable, una lágrima cae por su mejilla.

     Por uno de los pasillos el Comandante Balbuena camina platicando con el director de la clínica, el Doctor Palmer.

     —La mantendremos aislada hasta ver su ubicación en su mentalidad. Resultaría peligroso tenerla junto a otros pacientes —informa el médico.

     —Le suplico atento cuidado con ella. Recuerde que se trata de una criminal.

     —Pierda cuidado, Comandante. Aquí sabemos como atenderla.

     —Doctor. Es su obligación mantenernos al tanto de su recuperación. Estaré más tranquilo cuando esa asesina se encuentre en prisión.

     —Así lo haré. En cuanto ella este apta para ser trasladada a la cárcel, se lo notificaré de inmediato.

33.

 

     El tiempo transcurre, Kenny muestra mejoría. Camina por el jardín con su cabello suelto, en su bata blanca; se detiene frente a un rosal y troza el tallo arrancando una rosa blanca. Demás pacientes también pasean vigilados por enfermeras. Kenny se sienta sobre el césped acariciando la flor.

     —Bella como las estrellas, y sagrada como una diosa. —murmura para si misma.

     La mirada de la joven se pierde entre cada pétalo de la rosa, atrayendo recuerdos a su memoria. Su infancia reluce en aquel instante cuando paseaba de la mano de sus padres. Era una niña hermosa con cabellos oscuros revoloteando en dos chongos. Paseando en el parque, ella se libera de la mano de sus padres y corre hacia otros niños que jugaban, cayendo con torpeza al suelo antes de llegar con sus amigos de juego, ensuciando de lodo su vestido blanco. Renata corre a levantarla mientras la pequeña Kenny lloraba.

     —Has visto lo que has ocasionado por no fijarte, niña tonta —reprendiéndola. —Te he dicho mil veces que no debes correr así. Te has manchado el vestido nuevo.

Continuara…

 

 

 

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