Brujas Infiltradas (16 Oración)

Se trata de una mujer hermosa, delgada y joven, que nunca había tenido el privilegio de encontrarme en la ciudad.

     Seguí con mis faenas hasta llegada la hora de cerrar. Me dirigí con rumbo a la orilla del río. Imaginaba  las aguas revueltas y embravecidas en el cause fuera de su orbita. Al aproximarme a mi objetivo pude descubrir que el desbordamiento no era del tipo común de año tras año. Esta vez las aguas bloquearon parte de las avenidas próximas y un estado de alarma se respiraba.  Agentes de Protección Civil custodiaban los lugares colindantes, por tal motivo no logré acercarme mucho y regrese mis pasos hacia la iglesia. La iglesia, lugar donde me aguardaban sorpresas que, abrirían poco a poco las puertas de mi subconsciente.

     Durante el trayecto a la iglesia pude observar un panorama húmedo, con agua corriendo levemente por las pavimentadas calles. En el cielo, las nubes negras comenzaban a unirse y formar una gran masa de agua en algodón, el viento se tornaba fresco, alborotando las cabelleras de los transeúntes. El estado del tiempo amenazaba con desatar otra tormentosa lluvia.

     Con lentitud subo las escalinatas que conducen a la puerta de la iglesia. Al penetrar en ella la encuentro vacía de personas, solo las largas bancas de madera enfiladas, los nichos llenos de monumentos de santos y vírgenes. Camino por el pasillo central hasta llegar al altar, me arrodillo para orar. Existen tantas cosas por las que debo estar agradecido con Dios, ya que libré la batalla en medio del infierno y sobre todo porque poco a poco ha sanado mi  estado mental.

 

Continuará

 

Autor: Martín Guevara Treviño

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